De camino ando un poco excitado, siempre me pasa cuando llega el día de la boda. Es una gran responsabilidad poder capturar las mejores imágenes para que podáis recordar cada instante por siempre. Además, después de reunirme con vosotros, conocer vuestra historia y a los vuestros, habéis conseguido contagiarme de vuestra ilusión. Me imagino la cara que pondrá Gema, cuando su amiga Clara llegue desde Australia por sorpresa; lo emocionante que será cuando Pablo le cante una vez más la canción con la que se conocieron; cómo quedará ese salto final del baile que tanto habéis ensayado, o si acabarás robando el micro al dj, como aseguras.
Llego puntual. No se me escapa ese beso de tu madre cuando acaba de ponerte el velo o la palmada en la cara de tu hermano después de abrocharte la pajarita. Vamos juntos hasta la ceremonia. Se nota la emoción de tus ojos mientras miras por la ventana del coche o en vuestras manos temblorosas mientras intercambiáis los anillos…
Ahora empieza lo divertido y yo no pienso perdérmelo. Ese paso en falso que casi os hace caer a la piscina, el cariño con que vuestros familiares os miraban mientras llegabais a su mesa, esos zapatos amontonados junto al escenario,… acabo igual de rendido que vosotros, pero enormemente satisfecho por haber compartido con vosotros el mejor día de vuestra vida…
Ser fotógrafo de boda no fue una elección, es mi pasión. Practicar la fotografía documental esa en la que únicamente os tendréis que dejar llevar y en la que yo haré el resto me permite conseguir reportajes naturales, originales, sinceros y únicos.Vosotros únicamente tendréis que disfrutar, ser vosotros mismos, yo seré un invitado más que compartiré con ilusión, los mejores momentos.